Ha muerto un poeta que su apellido define sin exagerar ni un ápice. Visionario de la palabra entre siglos y para siempre. Zurcidor de prodigios en forma de verso y promotor de un legado inconmensurable que en cualquier otro país del mundo sería un orgullo. Poeta, poeta y poeta. Crítico y flamencólogo, Grande es reconocido como el renovador de la poesía española de los ’60. En 2005 nos prestó sus versos para maridar en una escenario la poesía clásica y la expresión del rap. Y resultó un regalo. Recuerdo su emoción y sus palabras de sorpresa ante el rap en directo. Y dónde estaba esta gente…, preguntó con admiración. Todo comenzó con una idea que me rondaba desde hacía tiempo, que trasladé a mi querido amigo y también poeta Teo Rubio. «Dos poetas y dos raperos se intercambiarán los textos en el escenario. El poeta recitará la letra del rap y el mc rapeará el poema», le dije. En un principio surgieron dudas, muchas dudas. Teo escogió los poetas y yo propuse a los raperos.
Nos reunimos, lo hablamos y pusimos nombre y fecha: Versos Prestados. 20 de diciembre de 2005. Félix Grande y Ángel García López frente a Nach y El Chojín. Sala Arena (hoy Marco Aldany). Un evento benéfico para la ONG Candás. No sé si la expectación superó en algún momento a la curiosidad, pero en aquél escenario surgió la magia. El público, boquiabierto, los poetas entusiasmados y los raperos emocionados. Después de aquél regalo, Versos Prestados se repitió en varias ocasiones en diferentes ciudades, con distinto repertorio. Félix entregó su alma, como en cada poema. Ahora, entregada su vida, nos queda el regalo eterno de sus palabras.
César Cid