
No es un bboy; no es cantautor, ni poeta. Es un creador que envuelve sus pulsiones con palabras y arrastra nuevas querencias sin medir lo que dice ni cómo lo dice. “NO BRAND”, podría rezar como lema en una de sus camisetas. Sí que rompe la voz cuando siente la necesidad de hacerlo, o la modula en descenso hasta intimidarte. Sin embargo se aleja de ser calificado o etiquetado en estilos. Beret es lo que ha escuchado febrilmente, que ahora transforma en palabras encadenadas a base de magia y autenticidad. Una libertad que creará tendencia y es que Beret es solo y sobre todo artista. En su habitación se esconde la musa de sus canciones. El artista sevillano de tan solo 20 años asegura que la inspiración le viene en cualquier momento, pero nunca compone fuera de esas cuatro paredes, no podría hacerlo de otra manera: “Es una especie de manía que he cogido, porque es ahí donde empecé. Me siento bien con lo que tengo en casa, aunque sea peor que un estudio profesional”, sentencia. Ante la posibilidad de mudarse de casa, niega despedirse de su cuarto: “Volvería a esa habitación”, confiesa entre risas.
Escribir del pasado para Beret es una especie de terapia. Letras autobiográficas con trazos de lo que también le gustaría que fuese su vida. Para Fran- nombre de pila- hay dos tipos de canciones: las que le inspira el presente y las que le traen el pasado. “La canción de ‘Diez mil porqués’ está desubicada de lo que soy hoy. Es un recuerdo, no algo que me pasaba en el momento que escribí la letra”, afirma. No compone sus canciones para que la gente se identifique con él. “La música es subjetiva y la magia está, en que cada uno cree su propia historia después de escucharme”, dice.
Motivado por sus amigos y con el apoyo de su familia, tomó la música como el camino inesperado que marcaría su vida, y le alejaría así lo que un día imaginó: “Pensaba que sería informático. Después animado por mi hermana, me veía como médico, pero tengo la suerte de hacer lo que quiero”, aclara.
Olvidemos las etiquetas, para Beret sus letras no son poesía. Se inclinó por la música porque con la prosa sentía vacío: “Siempre he buscado un híbrido entre forma y contenido. No me bastaba con leer mis letras, necesitaba hacerlo transmitir”, explica. Tampoco selecciona de manera anticipada el tinte que tendrán sus canciones, simplemente juega a juntar estilos y a fusionarlos con su voz. Lejos de peleas callejeras o quejas contra el sistema, el amor y su contrario protagonizan sus canciones. “En mis temas hablo de mis circunstancias personales. A mi no me nace hablar de lo que no he vivido. Yo no llego a mi casa y escribo: ‘me ha parado la policía y me han multado’. No he vivido una situación como para quejarme del sistema-que podría-, pero no tengo esa necesidad”. La felicidad también tiene su espacio, y si todo va bien, esa será su próxima etapa. Resulta contradictorio, pero para el artista sacar pocas canciones significa que todo va bien- al menos en el ámbito sentimental- “Cuando algo te causa tristeza tienes la necesidad de sacarlo, y es ahí cuando me siento más inspirado”.
Conocido por las redes sociales, no niega ser fruto de internet, pero desconoce el motivo por el que sus fans le han otorgado el éxito. Lo que sí sabe es que la gente ya busca en él una letra, y añade a eso un aspecto negativo: “Me da coraje que la gente piense que soy una máquina a la que se inserta una moneda y sale una canción alegre o triste. No somos productos, somos personas”.
Más de un millón de reproducciones caen sobre su último tema ‘Cóseme’ en Youtube. Una canción que el propio Beret no estaba convencido de subir: “Cuando una letra me gusta mucho, pienso joder no la subo. Con ‘Cóseme’ también me pasó. Pero da la casualidad de que a la gente le ha gustado mucho”, aclara. Creado como un alter ego, Beret se ha hecho a la medida de Fran. Le ha arrancado los miedos e invitado a compartir esa parte de sí mismo que se empeñaba en guardar. “Antes no quería que la gente supiera quien era Beret, pero me he quitado esa coraza, y ahora quiero que la gente sepa que soy yo quien compone esas canciones”, sentencia.
Bárbara Cid / Carlos Cañil. Playing Words