Te debo unas palabras consensuadas con el corazón, desde que recuerdo haberte escuchado por primera vez, hace tiempo y creo que nunca había escrito sobre tu obra. Envejecen las vidas pero las palabras son eternas. Y es de palabras que tú eres rico. Y es esta riqueza la única que envidio y la que me alimenta: leer y escuchar las voces de quienes tenéis algo que decir. Es tu decir un caudal, hiperrealista a veces y mágico otras. Y te imagino caminando por Comala, buscando a Pedro Paramo entre muerte y miedo, en ese México que tanto te reconoce. Agradezco tus letras inspiradas y humanizantes. El mundo te reconoció con solo 17 años y desde entonces tu madurez es justo una mirada al mundo, desde el amor por la vida y el respeto por todos. Es japp para ti aquello que pretendemos clasificar de alguna manera. Una suerte de poesía musicalizada que en nada se diferencia de cualquier obra poética, si cumple su cometido. Pero es cierto que cuando ignorábamos conceptos como Slam, ya lo hacías sin despeinarte. Músicos de jazz en directo y festivales especializados: impensable entonces. No voy a citar tus obras porque están al alcance de cualquiera. Pero sí quiero destacar tu último vídeo, que me ha empujado a escribir estas líneas: Himno de Vivir. Un canto a la vida y al sentido de la misma, desde una mirada sincera y respetuosa a lo que realmente importa. Gracias. A tí que me lees, te recomiendo su obra y su esfuerzo por poner en valor la palabra, esa que necesitamos urgentemente para salvarnos de nuestro ego. Disfruta.
César Cid