
Ronny Jordan (Ronald Laurence Albert Simpson) murió en 2014 con 51 años por causas desconocidas. Una pérdida lamentable para sus seguidores, tras una dilatada y diversa carrera como músico. Capaz de impresionar incluso a puristas radicales con sus directos, sin embargo su guitarra y su música fueron injustamente clasificados como jazz de segunda. Una prueba más de la inutilidad de las etiquetas, especialmente en la música. Heterodoxo, abierto y brillante Jordan siempre se consideró un músico urbano y no tuvo reparos en fusionar ritmos y estilos muy distintos. Cierto es que le tocó arrastrar el barniz de acid jazz, porque su mejor momento coincidió con el nacimiento de este movimiento, esencialmente británico. Capaz de impresionar con “So what” de Miles y de modelar en funk tiempos medios elegantísimos, que le garantizaron un sonido propio para siempre. Sus comienzos están marcados por el jazz y sus guitarristas: Charlie Christian, Wes Montgomery, Grant Green y George Benson. Del jazz al funk pasando por el rap. En los noventa era ya una leyenda y compartió con los grandes en festivales de todo el mundo.
Con su primer single, “After Hours” (1992), participó gratamente en la definición del acid jazz, como esa mezcla de jazz, hip hop y rhythm & blues . Álbumes, directos y contribuciones para coleccionistas gracias a sus alianzas con Lonnie Liston Smith, Branford Marsalis y Donald Byrd entre otros. Con Guru y su “Jazzmatazz», editado en 1993, participaría en unos de los discos fundacionales de la etiqueta. Sus discos como líder lo encumbraron a listas y premios como uno de los mejores guitarristas de jazz, a pesar de esos puristas aburridos que le importaban bien poco. Es razonable destacar su obra, ahora que el rap se acerca tanto al jazz como el hizo desde sus posibilidades.
Disfruta al maestro Ronny. César Cid