Lejos de practicar el profetismo musical, debo reconocer que desde que escuché por primera vez a Gregory Porter no he dejado de transmitir mi interés por su música. Y en ocasiones con bastante insistencia. Claro que cuando recibo mensajes actuales de amigos recordando mi entusiasmo inicial, sonrío mientras respondo: “sí, Porter, el de Be Good. Es el mismo”. Después de escuchar Liquid Spirit estoy convencido que Porter se ha hecho hueco para siempre en el mundo de la música. Tras el ritual de comprar el disco físico, abrirlo con inquietud y realizar la primera escucha, debo reconocer mi fidelidad completa a un artista que es ante todo intérprete. La reflexión puede parecer banal; me explico: cuando Porter canta lo hace con todo su ser e imprime un contexto personalísimo en cada gesto, en todo lo que hace. Su sola presencia llena- no solo por el físico- el espacio y otorga un carácter envolvente a sus canciones. E imagino que sucederá en cualquier actividad que desarrolle. Su personalidad es abrumadora y creo que podría “interpretar” con el mismo resultado en otros ámbitos. Liquid Spirit es su tercer disco y primero grabado para Blue Note. Catorce temas con fuerza y sensibilidad, unos propios y otros ajenos, interesantes todos. Porter da continuidad a la formación que le ha acompañado, y no me extraña. Se adaptan como imanes: Chip Crawford, Emanuel Harrold, Aaron James, Yosuke Sato, Tivos Pennicott, Curtis Taylor y el organista Glen Patscha. Clásicos del jazz interpretados originalmente por Sinatra o Chet Baker y temas propios, claramente pensados por y para él. Y mucha atención porque Porter actuará en Madrid los próximos 5 y 6 de noviembre. ¿Vienes? Web oficial
César Cid
Sala Clamores, Madrid. 5 y 6 de septiembre