Guillermo McGill o la mística del jazz

macpLo mejor de escribir sobre un amigo es que siempre te perdonará un mal día y hasta la torpeza de no reconocer el valor de su nueva obra. Claro si se trata de Guillermo McGill, conviene aguzar los oídos, relajar el plexo (solar) y poner mucha atención. Su trayectoria es un alud creativo inconmensurable, que agota las posibilidades de cualquier género musical. Músico, productor, compositor, arreglista y escritor. Jazz, flamenco, fusión, world music y cualquier  etiqueta posible e imposible. Tratándose de Guillermo la cuestión no es definir, sino aprehender, entrar en un mundo nuevo, evocador y espiritual. Minimalista en los gestos y misterioso en la expresión, McGill mira el mundo desde el jazz pero ejecuta un lenguaje trascendente y misterioso, fruto de su vasta cultura musical y literaria.  Leer su lista de discos, colaboraciones y directos da vértigo, así que si quieres saber más de él, enlazaré a su biografía justo al final de texto.  Así tendré más espacio para lo ahora que me ocupa: The Art of  Respect. Reconozco haberlo escuchado solo dos veces, pero me apetece tanto escribir sobre él que he decidido hacerlo hoy mismo. Si el tiempo me regala nuevas ideas tras nuevas escuchas, prometo hacerlo saber.057cover

Después de muchos años como profesional, Guillermo McGill presentó al mundo Los Sueños y El Tiempo (1999), una producción homónima del libro de la pensadora María Zambrano, de perfil antológico. En mi opinión hay un antes y un después este disco, en la vida y la carrera del artista uruguayo. Una amalgama de estilos para vestir las palabras de la Zambrano, desde la óptica McGilliana. Después, más proyectos, directos y discos, tan creativos como inusuales. Guillermo nos trae The Art of Respect (Youkali Music), un álbum soñado- asegura McGill- desde que escuchaba sus primeros discos de jazz. Quinta producción y un sueño cumplido: tocar y grabar con Dave Liebman, John Abercrombie y George Mraz en cuarteto. McGill mantiene con ellos una relación profesional por separado, pero deseaba reunirlos para producir un disco. Una colección de temas con solos incontestables- definición textual del autor- desde el compromiso y respeto mutuo por la música y la creación. El disco vuelve a introducirnos en el rico  mundo interior del artista. Temas fraguados como vivencias inefables que toman forma en cada composición. McGill es un contemplativo que suspira por un mundo incomprensible y fraudulento, al que regala su visión interior. Un ser humano que vive con intensidad desmesurada lo que el común de los mortales captamos de forma difusa y distraída. Beodus y Cielo son dos temas anteriores, que McGill ha querido revisar con nuevas versiones. El resto supone una aventura para lo sentidos. Lo bordaste de nuevo, amigo.

César Cid

Escucha fragmentos biografía

 

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